El año 2020 está ya a la vuelta de la esquina y, una vez más, nos pilla con los deberes sin hacer. El objetivo para que en 2020 el 20% del PIB sea de procedencia industrial está aún lejos de conseguirse.
Todos hablan ya de la necesidad de industrializar Andalucía, España y, lo que es aún más preocupante, de la necesidad de industrializar Europa.
Todos tienen en su lista de tareas hablar en sus discursos sobre la necesidad de un mayor peso a la industria: políticos, sindicatos, patronales, fuerzas sociales dispares, industriales, organizaciones de distintas procedencias y fines… todos. Pero nadie, o casi nadie, aporta ideas concretas ni indica cómo hay que afrontar este necesario proceso.
Hemos gastado ya mucho dinero público encargando informes a universidades, empresas consultoras y gurús y al final todos esos documentos vienen a decir lo mismo: Europa con los informes destinados a la Comisión que piden urgentemente fondos para esa política industrial; España con su documento para el fortalecimiento de la industria española; Andalucía con su estrategia industrial cuyo documento de síntesis no encuentro por ningún sitio; o el resto de las comunidades autónomas con iniciativas de todo tipo, en espera de que algún mago de la consultoría o la ingeniería le dé a los políticos la idea maestra que les alumbre el camino por el que orientar sus pasos.
En este espectro confuso y difuso, la recientemente constituida ASIAN (Asociación Superior de la Ingeniería de Andalucía) ha publicado un documento que, bajo el nombre ‘50 medidas para transformar Andalucía’, da una serie de indicaciones cuya implantación podría suponer el despegue de Andalucía como epicentro tecnológico e industrial de Europa. ASIAN está constituida por colegios y asociaciones de ingenieros de Andalucía pertenecientes a las nueve ramas tradicionales de la ingeniería, representando a más de 12.000 ingenieros de toda nuestra región. Por lo menos alguien que no es sospechoso de defender intereses partidistas, económicos, ideológicos o de otro tipo se pronuncia con unos criterios técnicos dados por expertos.
El documento está bien estructurado por sectores, dando medidas concretas para cada uno: el sector agroalimentario, el minero, el aeroespacial, el energético, el industrial, el forestal y medioambiental, el naval, la logística, la construcción, la obra pública y el de las tecnologías de la información. En esencia, once sectores que, de fomentarlos con una estrategia adecuada, pueden significar un repunte para Andalucía en lo que a tecnificación e industrialización se refiere. Gracias a ello se irá erradicando la emigración de nuestros jóvenes que abandonan Andalucía en busca de un futuro mejor, o al menos igual, que el que tuvieron sus padres.
A mi entender, de todas las medidas haría una breve síntesis: hace falta que la administración tome con firmeza la necesidad de industrializar Andalucía poniendo el fomento de la industria en el escalafón más alto de la jerarquía administrativa. Es necesario un nuevo enfoque para que la Administración sea más un facilitador de la industrialización que un mero archivero de los papeles de la industria. También urge que se tomen las medidas necesarias para facilitar la atracción de inversiones, necesitando nuestra comunidad ser proactiva a la hora de captarlos allí donde estén los focos de decisión. Ligado a lo anterior, hace falta vender la marca Andalucía como enclave industrial apostando decididamente por la tecnología y los espacios industriales, centros tecnológicos y zonas francas. Algo esencial en un modelo industrial como el que se pretende para Andalucía hace necesario apoyar la especialización inteligente y la integración de procesos para que nuestra comunidad no sea un mero exportador de materias primas, sino que todo el valor añadido se genere en la región. Por último, señalar el fomento de la mejora de la productividad de las empresas industriales con energía barata para poder competir, además de poner fin al desmantelamiento de las industrias que se ha producido con la perniciosa ley concursal que hemos tenido.
Ahora falta que los políticos y los gobernantes tomen nota, escuchen a los técnicos y tomen las medidas apropiadas para no perder el último tren hacia el progreso y la colocación de la comunidad autónoma andaluza en el lugar que le corresponde. No me cansaré de repetirlo: sin industria no habrá progreso para Andalucía a largo plazo.