La historia de García Carrión comenzó a escribirse a finales del siglo XIX en Jumilla, Murcia. Fue allí donde en 1890 el bisabuelo de José García Carrión, actual presidente del grupo y cuarta generación, construyó una bodega que fue el punto de partida de lo que a día de hoy es un gigante del sector vinícola dentro y fuera de nuestro país: primera bodega de Europa, tercera del mundo y segunda marca de zumos en Europa con una cuota de más del 50% y del 40% del volumen en vinos.
La estrategia Internacional corre a cargo de Luciano García Carrión (quinta generación). Hoy, García Carrión vende en más de 150 países de Europa, América, Asia y África, en donde la exportación representa el 50%. La previsión para dentro de 5 años es elevar esta cifra al 75%.
A nivel nacional, la compañía pretende mantener un crecimiento sostenible en el mercado. Actualmente, en el sector vinícola están presentes en las denominaciones de origen más importantes: Rioja, Ribera del Duero, Rueda, Penedés, Cava, Cataluña, Jumilla, La Mancha y Valdepeñas con bodegas y viñedos propios.
UN NUEVO MODELO DE NEGOCIO
García Carrión, que históricamente ha sido un grupo centrado en la producción de vinos, saca al mercado en 1980 un producto innovador por su precio y, sobre todo, por su recipiente: el vino en brik. Esto supuso una revolución en el sector hostelero y en el consumo particular, ya que este nuevo envase abarataba los costes del vino, ofreciendo un producto más cómodo y económico para elaborar comidas y ciertas bebidas gracias a la combinación con refrescos.
Don Simón, que en un principio se crea como una marca ligada al vino en brik, da un salto al sector de la fruta exprimida en 1995, cuando García Carrión decide apostar por la primera fábrica de zumo, situada en Almería.
El éxito es contundente, por lo que este proceso de modernización se traslada posteriormente a la planta de elaboración de zumos de Huelva, abierta en 2005. Situada en Villanueva de los Castillejos, está rodeada de millones de naranjos y es única en el mundo. La más moderna planta de exprimido y envasado de Europa exporta zumo procedente de naranjas españolas a más de 50 países. Además, su localización la dota de una característica única: en la plantación de Huelva nunca hiela, por lo que las naranjas no sufren variaciones térmicas que afecten a su proceso de maduración. Las naranjas utilizadas, de plantación propia, son de la variedad Valencia, más dulces y aromáticas que otras variedades. Por ese motivo son las candidatas ideales para conseguir el mejor zumo.
La planta permite exprimir las naranjas en menos de 24 horas tras ser recogidas, en su punto ideal de maduración, lo que asegura un sabor y unas propiedades organolépticas únicas.
La gran ventaja que ofrece esta moderna fábrica, es la capacidad para procesar más de 2.000 toneladas diarias de fruta, exprimirla y almacenarla. Esto posibilita que fuera de la campaña de recolección puedan ser almacenados 48 millones de litros en un total de 12 tanques asépticos a 4 grados de temperatura, hecho que permite la conservación del zumo sin perder sus propiedades. En cuanto al envasado, la planta posee 5 líneas para este fin, capaz de producir 1 millón de envases al día contando, además, con un almacén refrigerado y robotizado con capacidad para 14.000 palés.
Este proyecto de agricultura integrada y respetuosa con el medio ambiente, además de las 1.500 hectáreas de plantaciones propias de naranjos, cuenta con acuerdos a largo plazo con 45.000 agricultores.
Otra de las principales características de la planta es la gestión de los residuos. Las cáscaras sobrantes de las naranjas se transforman en pienso para consumo animal, y los aceites esenciales residuales de la fruta son extraídos para la industria alimenticia o cosmética como aromas, saborizantes, perfumes o ambientadores.
La innovación es, además, usada de forma global en la planta, ya que el sistema por el que se obtiene energía se debe, en gran parte, al uso de huesos de aceituna, cáscaras de almendra o madera de la poda de los árboles como combustible para varios procesos. García Carrión ha decidido apostar por el medio ambiente y en mayo de 2011 firmó un acuerdo con la Junta de Andalucía mediante el que se comprometía a una reducción de gases de efecto invernadero (GEI). Además, la fábrica dispone de certificados internacionales en materia de calidad y seguridad alimentaria, tales como BRC (British Retail Consortium) y el IFS (International Food Standard).